lunes, 31 de marzo de 2014

Almacenamiento en tarjetas SD vs almacenamiento en la nube


Cola Cao o Nesquik, Coca-Cola o Pepsi, Windows o Mac, Android o iOS… Son conflictos que, siendo más o menos recientes, nos han afectado a la hora de tomar una decisión en nuestra vida. Con las nuevas tecnologías y los nuevos smartphones, la nueva dicotomía, el nuevo cara a cara, el frente abierto al que todos nos enfrentamos es el almacenamiento, y como a Andro4all nos interesa nuestra opinión, vamos a hablar y debatir sobre las ventajas y desventajas del almacenamiento en tarjeta SD y el almacenamiento en la nube.

Almacenamiento en tarjeta SD
Para empezar tenemos el problema más extendido en el mundo de los smartphones, que aunque está empezando a resolver, no a todos los usuarios se nos ofrece la posibilidad de usar una tarjeta SD. Partamos de la base de que nuestro teléfono acepta tanto tarjeta SD como almacenamiento en la nube. Las tarjetas de memoria cuentan con una ventaja inherente al formato físico, y es que una vez la has comprado, siempre la tienes contigo sin ningún gasto adicional.

Una tarjeta de memoria como podría ser la MicroSD está diseñada para ser utilizada en muchos tipos de dispositivos, y como resultado es muy portátil. Es pequeña y se puede llevar de un lugar a otro en un dispositivo compatible. Podemos moverla de un dispositivo a otro de tal manera que siempre tengamos nuestros datos a salvo. A todo esto debemos sumarle que, a día de hoy, las tarjetas de memoria ya han alcanzado los 128 GB de memoria.



¿En qué se traduce tanta memoria? En que podemos guardar todos los datos del almacenamiento interno en la tajeta SD para limpiar por dentro nuestro teléfono, de tal manera que siempre se mueva rápido y fluido y tengamos espacio para instalar más aplicaciones, por ejemplo. En mi caso, llevo mis más de 7 GB de música metidos en la tarjeta SD de mi teléfono, además de tener la cámara configurada para que guarde las fotos y los vídeos en ella. Todo eso junto a mis nandroids, algunas ROMs y juegos de emuladores que, al ser tan pesados, no puedo guardarlos en la nube.

Volviendo al tema del gasto. ¿Cuánto nos puede costar una tarjeta SD medio decente a día de hoy? ¿Unos 10-15 euros? Vale la pena el gasto, ya que una vez la hemos comprado, no tenemos que renovarla anualmente, ni tenemos que pagar un plan mensual. Simplemente si cambiamos de dispositivo trasladamos la tarjeta y volvemos a tener toda nuestra información sin depender de que tengamos o no buena conexión o acceso Wi-Fi.

El acceso a los datos en una tarjeta SD dependerá de su clase –cuanto más alta sea la clase, mejor– y de la marca de la tarjeta. Como todo en esta vida, hay modelos buenos y baratos, modelos buenos y caros, modelos malos y baratos y, cómo no, modelos malos y caros; todo es cuestión de informarse y buscar siempre la mejor relación calidad-precio. Yo en mi caso tengo una tarjeta microSD de 16 GB de la marca SanDisk, clase 10, y es una bestia parda, ya que puedo pasar mis 7 GB de música en cuestión de dos minutos, cosa que, como veremos en la nube, es meramente utópico.

Almacenamiento en la nube
Aquí, como digo siempre, “para gustos, los colores”. La cantidad de servicios en la nube y sus ofertas de almacenamiento son tan variados que cuesta decantarse por el uso exclusivo de un único servicio. La nube, por lo general, se caracteriza por ofrecer cierta cantidad de almacenamiento gratis –por el mero hecho de utilizar su servicio– a cambio de tener que pagar mensual o anualmente si queremos añadir más espacio.

En el caso de Dropbox, se nos ofrece 2 GB gratis, que se pueden ampliar invitando a amigos o pagando desde 9,99 dólares al mes –para 100 GB– hasta 499,99 dólares anuales para tener 500 GB. En el caso de Google Drive, tenemos desde los 25 GB gratuitos hasta los 30 TB pagando 299,99 dólares –mensuales– pasando por los 100 GB a 1,99 dólares al mes. Box, sin embargo, nos ofrece desde 10 GB gratuitos con muchas restricciones de opciones hasta un almacenamiento ilimitado sin restricciones de ningún tipo por 30 euros por usuario por mes, ya que Box está orientada a empresas. Por último, tenemos Mega, que nos ofrece 50 GB de manera totalmente gratuita, pudiendo ampliarse a 4 TB por 299,99 dólares al año.


Como vemos, la variedad de planes de pago y capacidades de almacenamiento hacen que nos veamos obligados a usar varios servicios, cada uno para una cosa. Yo en mi caso suelo trabajar en Google Docs –usando Drive– pero las fotos y vídeos los tengo en Dropbox, mientras que en Mega guardo los archivos más grandes, como las ROMs o los nandroids.

¿Qué significa esto? Que nos veremos obligados a tener varias aplicaciones –que satisfacen la misma necesidad– pero con objetivos diferentes. Aunque claro, contamos con la ventaja de tenerlo todo en todos lados. Hay que reconocer que, aunque tengamos que pagar por más espacio, cosa que yo no hago porque no llego a ocupar tanta memoria, es un gustazo encender el ordenador y tenerlo todo tal y como lo dejaste en tu móvil, o abrir Drive y ver que los apuntes que tomé en clase los tengo en mismartphone para poder leerlos ahí. Por supuesto, necesitaremos acceso Wi-Fi o, en su defecto, un buen plan de datos que nos permita acceder a la nube en todo momento, arriesgándonos a tener que pronunciar esa temida frase que dice así: “estoy sin megas”.

Aunque aun hay ciertos sectores de la población que siguen sin fiarse de tener sus datos en la nube –y aquí saco mi vena conspiranoica– hay que entender que después de todas las filtraciones de información, los espionajes de la NSA o el robo de datos haya gente que prefiera guardar sus cosas en un formato físico alejado de internet, ya que como dice mi abuela, “yo de eso no me fio”. Es comprensible y respetable, pero también debemos ser conscientes de que, poco a poco, todo se está trasladando a la nube, y será un mundo al que todos deberemos acostumbrarnos.



Resumen

En la siguiente tabla podremos ver una pequeña comparativa de las conclusiones que yo –y esto es totalmente subjetivo– he sacado de la reflexión realizada en este artículo.

Todos Los Créditos A: Andro4All

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